- La Vieja Guardia

El simbolismo de las flores como elemento de identidad llegará al Museo Palacio Cantón en Mérida

Fecha: 17 jul 2017

El ser humano está ligado a las flores desde tiempos ancestrales. Conceptos como vida y muerte tienen su más inmediata metáfora en un tallo que emerge o un pétalo que cae marchito. Así, las sociedades de todos los tiempos han sentido la necesidad de comprender y representar este elemento natural, otorgándole diversos significados y formas en el imaginario, motivo central de la exposición temporal La flor en la cultura mexicana.

Desarrollada por la Coordinación Nacional de Museos y Exposiciones del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), esta muestra inédita que se abrirá al público el 21 de julio a las 20:00 horas en el Museo Regional de Antropología Palacio Cantón en Mérida, analiza las formas y circunstancias en que, desde tiempos prehispánicos hasta la actualidad, los habitantes del actual territorio mexicano han percibido y entendido a las flores, convirtiéndolas en un elemento identitario fundamental en nuestro país.

La exposición conjuntará un total de 230 piezas, entre pintura, escultura, litografía, cera y marfil labrados, textiles y arte popular contemporáneo, provenientes de 30 colecciones y museos públicos y privados; y de 16 entidades del país.

Bajo la curaduría de Sofía Martínez del Campo Lanz, la exhibición tendrá como hilo conductor la relevancia de la flor en el arte y la cultura, y su función en la naturaleza. A través de 5 ejes temáticos, nos llevará por un recorrido que nos acercará a este preciado y constante símbolo. 

El primer tema se denomina La flor: metáfora de lo precioso y estará encabezado por un  Jaguar Florido, parte del acervo del propio Palacio Cantón, fechado en el periodo Clásico Terminal maya (800 - 950 d. C), a partir de este se inicia un recorrido por las representaciones del México prehispánico que en su momento formaron parte de ritos y ceremonias, en una época donde la flor era considerada uno de los tres elementos sinónimo de lo "precioso”, junto con la pluma de quetzal y la cuenta de jade. Podremos encontrar a la flor en relieves en piedra y pinturas murales, en grandes esculturas y pequeñas figurillas, en los objetos cerámicos y los códices, haciendo énfasis en la importancia que en Mesoamérica tenían las flores y sus respectivas deidades asociadas a rituales de fertilidad.

El segundo módulo, La flor: descripción de lo desconocido, abordará el interés botánico que la Nueva España suscitó una vez que los primeros conquistadores y exploradores llevaron a Europa especies mexicanas como la dalia y el cempasúchil. El primero de ellos fue Francisco Hernández, quien de 1571 a 1576, fue comisionado por el rey Felipe II para describir y registrar la flora de su colonia en ultramar. En este espacio se presentarán también litografías realizadas por Rafael Montes de Oca y José María Velasco en el siglo XIX, mismas que serán complementadas por 15 ejemplares de flores mexicanas, pertenecientes al Herbario Nacional del Instituto de Biología de la UNAM.

La redefinición simbólica de las flores, a través de obra pictórica y escultura, guiarán al tercer módulo La flor: Alegoría de lo divino, donde los visitantes podrán apreciar óleos como el de la Virgen de Izamal, pintado en el siglo XVIII y de gran devoción en el estado de Yucatán, además de obras de José de Ibarra, Antonio de Torres y Miguel Cabrera entre otros connotados artistas novohispanos.

Será en este punto donde, de acuerdo con la curadora, se presentarán dos piezas únicas en diálogo: El altorrelieve en piedra de un cautivo o “danzante” del Museo de Sitio de Monte Albán y una talla en madera de San Sebastián Mártir, perteneciente al acervo del Museo Regional de Querétaro.

En ambas obras, la flor expresa con su lenguaje iconográfico el martirio con derramamiento de sangre, así como el concepto de fecundidad por medio de la sangre de sacrificio que alimenta la tierra.

El cuarto núcleo, La flor: símbolo de lo bello, analizará la influencia que tuvieron movimientos como el Romanticismo y el Modernismo para consagrar la asociación de la flor con la figura femenina, el ritual y el erotismo. El cuadro de Olga Costa, Flores de mi jardín, será la pieza destacada junto con diversas obras elaboradas entre los siglos XIX y XX.

El último módulo, La flor: síntesis de lo diverso, estará dedicado al arte popular contemporáneo, así como a la impronta que tienen las flores en tradiciones como el Día de Muertos o en los códigos de vestimenta que numerosas comunidades siguen dentro de sus fiestas principales y rituales de pedimento. Se mostrará para ello un árbol de la vida modelado en cerámica policromada, un traje de parachico de Chiapa de Corzo, Chiapas, e indumentaria típica de los huicholes, por mencionar algunas piezas.

Cabe destacar que el recorrido incorporará recursos multimedia como son los cuatro videos elaborados ex profeso para esta muestra denominados: Xochipilli, La flor en los códices mexicanos, La flor en la pintura mural teotihuacana y virreinal y El lenguaje de las flores en el retrato femenino; así como un espacio lúdico como cierre de la muestra. La exposición La flor en la cultura mexicana será inaugurada el próximo 21 de julio y se presentará en el Museo Regional de Antropología Palacio Cantón hasta el 19 de noviembre, para posteriormente comenzar su itinerancia por otros museos de la República.