- La Vieja Guardia

Gran parte de la capital del país se queda sin luz y así la agarra la noche después del sismo

Fecha: 19 sep 2017

Ciudad de México, 19 de septiembre (SinEmbargo).- La capital del país, hoy, como hace 32 años, fue sacudida por un fuerte temblor. Y hoy, igual que en 1985, la solidaridad de los mexicanos se ha expandido.

En la colonia Educación, en la delegación Coyoacán, colapsó un edificio habitacional, donde al menos tres personas– una mujer y dos niños de 4 y 10 años– se encontraban atrapados. La ayuda no se hizo esperar.

Gente de todas las edades, con palas y cubetas ofreció sus manos para apoyar. Pronto se realizó una cadena de más de 70 personas para pasarse los recipientes repletos de escombros. Otras más llegaban con paquetes de agua embotellada y de cubrebocas.

Un par de mujeres se acercaron desesperadas a pedir información. “No sabemos nada de mi prima y sus dos hijos, no contesta el teléfono y no sabemos si está allí en su casa”, dice señalando un montón de escombros, mientras llora desconsoladamente.

Cerca de ese lugar, sobre Calzada de Tlalpan de sur a norte, otro edificio se derrumbó. La avenida principal luce repleta de ambulancias, gente curiosa y otra con ganas de ayudar. “Nos ayudan mucho si se van de aquí, si no estorban”, reprende una mujer a un par de jóvenes que ofrecían su apoyo.

Mientras tanto, en distintos puntos de la urbe que tuvo que renacer prácticamente de entre las cenizas hace más de tres décadas, conductores se detenían para ofrecer “aventón” a las decenas de personas que caminaban largos trayectos para reunirse con sus familiares. “Súbanse, voy rumbo al centro”, ofrendó un señor desde su camioneta, a un grupo de personas que se dirigían al metro General Anaya.

Gran parte de la tienda Soriana Taxqueña colapsó, a pesar de lo aparatoso de la imagen, Ana Paola Morales, del equipo de comunicación de la tienda, informó a SinEmbargo que “la gente fue desalojada a tiempo y no se reportan heridos”.

Además, a través de un comunicado, la cadena de supermercados manifestó que continúan trabajando con las autoridades de protección civil “en las verificaciones correspondientes para reconfirmar la información a la brevedad”.

No obstante, SinEmbargo ha recibido denuncias de que en las zonas de Santa Fe, Tacubaya, Observatorio y Pantitlán, delincuentes aprovechan el lento tráfico vehicular para despojar a los automovilistas de sus pertenencias.

Las calles en el centro de la Ciudad de México fueron por varias horas un hormiguero alborotado: oficinistas, familias, escuelas, burócratas salieron asustados a las calles, esta tarde, ante el sismo de 7.1 grados, que hoy como hace 32 años, sacudió a la capital del país.

El saldo hasta el momento: más de 120 muertos en cuatro estados y la capital mexicana, decenas de edificios caídos, servicio de transporte colapsados. Y poca información.

El sismo también reveló que la ciudad no está preparada: una gran parte se quedó sin energía eléctrica y todavía en la noche no era posible restablecerlo.

En las calles las personas se aglutinaba y el éxodo de peatones no cesaba, varios regresaban a sus casas, otros buscaban a sus familiares y caminaban entre los autos de las avenidas principales de las colonias Condesa, Roma Sur, Roma Norte y Escandón.

David Ramíez aseguró que caminó desde el Zócalo capitalino hasta la colonia Escandón, ” todo Fray Servando, Insurgentes estaba inundado de gente”.

Las sirenas de los bomberos, ambulancias, policías y cuerpos de protección civil se entremezclaron con los gritos solidarios de personas que dirigían el tráfico y daban instrucciones a las personas para protegerse. Los civiles fueron autoridad durante ese tiempo.

“Botellas de agua y medicinas para los rescatistas”, “Apaguen sus cigarros porque hay fuga de gas”, “Silencio para escuchar a las personas atrapadas”, decían las voces alrededor del edificio que se derrumbó en la esquina de San Luis Potosí con Medellín-, mientras rescatistas profesionales y civiles cargaban escombros.

Incluso el Ejército mexicano llegó para apoyar en las labores.

“Si no vana ayudar no estorben, por favor”, se escuchó reclamar a quienes cargan y recogían los restos del inmueble. “Para atrás”, decían otros.

En la calle de Tuxpan con Tehuantepec la fachada de otro edificio se desmoronó.

Los peatones encontraban a su paso cristales rotos, escombros de viviendas y oficinas.

El Hospital Dalinde, ubicado en Tuxpan con Baja California, presentaba algunos daños superficiales; la tienda de muebles Vianey, en Manzanillo y Baja California, lucía agrietada, una de sus columnas cedió y la pared del lado oeste luce inclinada. “Se va a caer”, advertían los caminantes.

El edificio contiguo también sufrió daños. Lo que antes fue un toldo ahora es una maraña de alambres polvorientos. Los vidrios reventaron y parte de las paredes se desprendió.

Escenas como estas recuerdan el terremoto del 19 de septiembre de 1985, cuando como hoy, las personas salieron a la calle, con los ojos llorosos, inmersos en sus propias preocupaciones, aturdidos entre decenas de edificaciones que presentan daños materiales.

Hoy la constante eran personas con el celular en la mano, buscando señal telefónica, buscando certezas.

A pesar de que el sismo de este martes fue menos intenso que el de hace unos días [8.2 grados], el epicentro estuvo más cerca. En Axochiapan, Morelos, localidad limítrofe con el estado de Puebla.

En muchos lugares no hay luz e inclusive hay fallas en el servicio de agua. Las autoridades solicitan a la población que chequeen las instalaciones de gas, por si hay fugas. Las clases a nivel primaria y secundaria fueron suspendidas.

En el mercado Escandón, la señora Magaly Cruz narró que se encontraba en la estufa de la fonda en que trabaja.

“Lo primero que hice fue apagar el gas”. Sus cuatros hijos y sobrinos se encontraban en la escuela. “Entre siete personas corrimos a buscarlos”.

La joven señora pide ayuda a Protección Civil capitalina para que revisen los daños en el mercado.

La comerciante del tianguis de la calle Salvador Alvarado, en la colonia, Escandón, Paola Volante narró que al momento del sismo “hubo un silencio” en todo en el tianguis “no gritaron, no se alteraron”, “me hinqué en mi puesto, se oía como tronaba la tierra”.

La médico Ana González, a unos metros del mercado ambulante, narró que un joven llegó herido, ” se le cayó un tabique. Lo apoyó un médico que salió a ayudar a la gente.

Viridiana Villalobos, trabajadora administrativa en un jardín de niños, señaló que ” afortunadamente habíamos hecho el simulacro antes y supimos qué hacer”. Alrededor de 130 niños fueron evacuados por los 15 maestros y oficinistas, sin reporte de heridos, “los padres comenzaron a llegar rápido porque no había, luz ni línea de teléfono”.

El señor Tadeo Duran, conserje del edificio ubicado en el de progreso 124, apuntó que se encontraba en la azotea del inmueble de cuatro pisos, “saqué a mi familia y me puse a rezar. Los inquilinos estaban en crisis”.

El trabajador pide que se revise la edificación porque “hay grietas”.

Fuente: Sin Embargo.