- La Vieja Guardia

Los sirvientes de la fama y el poder

Fecha: 22 ene 2019

Por: Sara de Burgos

“La muerte resulta pesada carga para quien, demasiado conocido por todos, muere desconocido para sí mismo”. Francis Bacon

¿Qué es de aquellos que ocupan altos puestos en la esfera pública al término de su encargo? ¿Cómo vuelven a su vida diaria después de haber disfrutado los placeres de la alta posición?

Francis Bacon, ensayista inglés, nos cuenta sobre esto en su ensayo titulado “De la alta posición”. Muy certeramente habla acerca de los que ocupan altos puestos que son no solo servidores del estado, sino también servidores de la fama y servidores del oficio; por ello no tienen libertad, ni de sus personas, ni de sus actos, ni siquiera de su tiempo.

En el momento que prueban la vida pública ya no pueden retirarse a la vida privada, les disgusta. Éstas personas se acostumbran a vivir de las opiniones de los otros para sentir felicidad.

Dice Bacon que si piensan de sí mismos lo que otros hombres piensan de ellos y que a otros hombres les gustaría ser lo que ellos son, entonces son felices por la fama.

Cuando están en estos puestos no tienen tiempo de nada, no cuidan su salud, su familia, ni mucho menos su espíritu. Se vuelven sirvientes de la fama y del poder.

Los vicios de la autoridad son principalmente cuatro: tardanzas, corrupción, rudeza y docilidad.

En cuanto a la tardanza, habrá que cumplir los plazos señalados y no entremezclar diferentes asuntos.

En cuanto a la corrupción se debe atar las manos para no recibir y tampoco ofrecer. En cuanto a la rudeza, es causa innecesaria de descontento, ésta engendra odio.

En cuanto a la docilidad es peor que el soborno. Porque los sobornos no vienen siempre, pero si las vanas consideraciones gobiernan a un hombre, nunca han de faltarle.

Para desempeñar un cargo así es primordial poner el buen ejemplo, observar a los que han ocupado el mismo puesto y han hecho mal, no para juzgarlos sino para no cometer los mismos errores.

Un buen funcionario público regula su conducta para que puedan saber de antemano lo que se puede esperar de ellos. Guardar los derechos de tus subalternos, escuchar consejo y pedir ayuda.

Es muy cierto cuando se dice que: “El puesto revela al hombre”, a algunos los revela para mejor y a otros para peor. Se espera que el puesto no los haga ser lo que no son, se espera que el puesto no los cambie, que no se vuelvan esclavos del poder y se olviden de lo verdadero e importante.

¿Qué es lo que esperamos de nuestros funcionarios públicos, de aquellos que ocupan altos puestos?, que sean honorables, honrados y benévolos.

Nuestra labor es clara, no contribuir a hacerlos malos. No los adulemos, no los hagamos dioses, recordar que son personas como cualquier otra, que finalmente son simples mortales.

Haciendo esto estaremos ayudando a crear una sociedad mejor en dónde todo y todos estarán en el lugar que les corresponde.