- La Vieja Guardia

No hay que ponernos máscaras de lo que no somos: Agustín Monsreal

Fecha: 14 dic 2016

Ser meridano pero no residir en Mérida permite observar a esta capital desde otra perspectiva y advertir cambios que pasan inadvertidos para los moradores. Eso le ocurre al escritor Agustín Monsreal, quien alerta sobre el riesgo de que la esencia yucateca resulte avasallada por el crecimiento y la modernidad de esta ciudad.

-Está bien que haya expansión y desarrollo material, no podemos poner zapatos de madera al pie para que no crezca. Pero no hay que hacer hincapié en los valores y no dejar de lado tradiciones y la esencia del ser del yucateco –señala el narrador y ensayista yucateco, quien desde hace décadas radica en la Ciudad de México pero mantiene sus visitas a esta tierra.

-El hecho de vivir lejos de mi tierra me proporciona una perspectiva distinta de ella, cuando viajo hacia esta capital observo cambios que no ven quienes radican aquí –explica-. Esta transformación de Mérida no está acompañada de una concientización de la población para que tenga presente que el progreso no tiene por qué avasallarnos ni obligarnos a tomar posturas que son ajenas a nuestra idiosincrasia.

-No hay razón para copiar modelos ajenos y colocarnos máscaras de lo que no somos –reitera-. Al contrario, hay que sentirnos orgullos de nuestro ser y de nuestro estar en el mundo.

Así crea sus obras Agustín Monsreal, autor de cerca de 40 libros y ganador de premios por sus cuentos, poesías y trabajo periodístico, se encuentra en estos días en Mérida, a donde llegó para presentar sus nuevas producciones e impartir un taller en la Universidad Autónoma de Yucatán. Se marcha el próximo sábado.

Sencillo, amable y de buen humor, accedió a una entrevista con La Vieja Guardia la tarde del martes, sentado en una banca del edificio central universitario, poco antes de reunirse con sus alumnos inscritos al taller.

Este autor está celebrando sus 75 años de edad –“tardé mucho en llegar a ellos”- y dice sentirse bien, con el espíritu “gozoso y amoroso”, y con una vitalidad suficiente para dormir poco y producir con ritmo juvenil.

-La vida larga y la literatura son dones, escribir me mantiene en forma. Duermo poco porque me gana el ejercicio de la escritura. No sé hacer otra cosa.

Revela que la tarea de escribir no puede dejarse para el día siguiente, hay que hacerlo cuando llegan las ideas. Cuando él no está redactando anda pensando, procesando todo lo que ve, escucha y siente para luego tamizar todo y verterlo en la escritura.

Respecto a su estrategia como escritor explica que procura la versatilidad de temas, estructura y técnicas narrativas para que todos sus cuentos y libros sean diferentes. En sus trabajos siempre busca distintas formas sintácticas, crea neologismos y maneras singulares de expresión, en ocasiones siente que se le agota el lenguaje y por ello explora en busca de nuevos materiales.

Si bien se inclina por la variedad de asuntos, con frecuencia sus escritos hablan de las relaciones de pareja.

-Es un tema que me interesa mucho porque considero que ahí está el origen de cosas favorables y desfavorables de la vida –expresa este cuentista cuyo sabroso humor ha sido calificado de corrosivo, como limón exprimido sobre ceviche.

No hay estado de derecho

Al igual que otros escritores, académicos e intelectuales Agustín Monsreal también se interesa en los asuntos públicos, se muestra preocupado por la situación económica y política del país.

Considera que la educación es sobrevalorada como elemento para cambiar ese estado de cosas. Subraya que la pieza para desarticular ese engranaje “es el estado de derecho, la aplicación de la ley, el imperio de la justicia”.

-Mientras en México exista impunidad seguirá habiendo corrupción, violencia y malestar social. Cualquiera que cometa un delito y no sea castigado por ello repetirá esa acción, y otros lo imitarán.

-El saber que podemos corromper a un juez o que este se vende…o que un gobernador se marcha con más de $30,000 millones en la bolsa y no pasa nada son indicios de esa falta de estado de derecho. Y sin este elemento no funciona nada: la educación, la salud, la vivienda…

-Si se permite todo esto, si no levantamos la voz, si no protestamos, si no manifestamos nuestro desacuerdo con estas cosas y, por el contrario, lo propiciamos, entonces no habrá cambio.

Redacción, La Vieja Guardia.