- La Vieja Guardia

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La vida discreta de un hombre fuera de serie: Luis Felipe Gil Rodríguez

Fecha: 22 may 2022

Por Marco A. Cortez Navarrete

Creció junto a su mamá en Campeche, sitio donde estudió en el histórico Instituto Campechano, junto a otros grandes de ese vecino estado, como su gran amigo Renato Sales Gasque.

Desde pequeño se fijó como meta una profesión y fue entonces cuando llegó a Mérida para estudiar una carrera, primero en Química, la cual comprendió que no era su vocación y luego ingreso a la Facultad de Medicina, en ese entonces de la Universidad de Yucatán, donde se rodeó de grandes grandes galenos como los doctores Tello Solís, Carlos Muñoz Barahona, y otros muchos más.

Perteneciente a la vieja guardia, el flamante médico cirujano Luis Felipe Gil Rodríguez egresó de la universidad e hizo todo lo necesario para el ejercicio de su profesión para beneficio de miles de yucatecos y de otros estados del sur sureste de México. Trabajó en el hospital Henequeneros de Yucatán (hoy IMSS) y luego en varias dependencias más de la Secretaría de Salud del Gobierno del Estado.

Luis Felipe atendía a todos por igual, con el mismo trato y alegría, sin importar clases económicas y sociales. Fue un auténtico humanista que incluso llegó a prestar sus servicios sin remuneración alguna, muchas veces en su casa a donde acudían sus pacientes, amigos e incluso familiares.

Luis Felipe no pidió nunca nada a cambio y fueron sus pacientes quienes le retribuían con los recursos económicos o en especie que tenían. No hace falta, decía, pero su gente insistía como señal de agradecimiento por esa entrega absoluta, dedicación y amor por su profesión.

Fue así que durante 37 años Luis Felipe fue médico de cabecera de cientos de personas, muchas de ellas, provenientes del interior del estado o de entidades vecinas.

Después de su larga presencia en el sector estatal sanitario, el doctor Gil Rodríguez fue invitado a continuar trabajando en las Benemérita institución de la Cruz Roja en Yucatán donde laboró otros 25 años sirviendo a los más pobres y necesitados, con la misma tónica: entrega y dedicación.

Además de esta trayectoria profesional, Luis Felipe, el querido "Bachi", como le decían sus amigos colegas, se caracterizó por ser amante de la música yucateca, amigo personal de Pastor Cervera y otros grandes de la trova yucateca, supo conjugar el ejercicio de su profesión con el amor al arte y también a la cultura, especialmente la historia universal.

Si bien fue un gran médico humanista el doctor Gil fue un enorme padre, esposo de María del Socorro Sahuí Peniche, formó un hogar con 5 hijos, todos profesionales, y lo más importante es nunca, jamás, fue capaz de levantarle la mano a cualquiera de sus hijas e hijos y mucho menos a su esposa a quien amó cada segundo de su existencia durante 65 años de matrimonio.

Luis Felipe partió de esta vida terrenal el 17 de mayo a las 20:25 horas, después de breve dolencia. A los 93 años de edad, había disfrutado y vivido su vida como citan las letras de la canción "A mi manera" de Frank Sinatra, su favorito.

Luis se fue en paz con todos y consigo mismo. Quienes lo conocieron admiraron sus conocimientos, experiencias y sobre todo su amor por la vida, por su familia y por sus amigos y conocidos.

Ejemplo de profesional en ciencias de la salud que recibió de la UADY medalla y diploma por el medio siglo de ejercicio profesional.

Hoy en el cielo, seguramente, continúa dando consejos y cátedras de historia, pero sobre todo dejó su presencia en el corazón de todos y cada una de las personas que tuvieron la fortuna de conocerlo. Descansa Luis, solo te adelantaste. Dios, Nuestro Señor, tiene hoy un lugar especial para tí.

Hasta la próxima.